HOY ME HE EQUIVOCADO

Pasó por mi lado y apenas repare en sus movimientos, tampoco hice por escuchar aquella frágil voz suplicando unas monedas.
La mujer de mirada triste, recorría el vagón con la mano extendida dejando un extraño olor a amargura y miseria. “No puedo implicarme en todo lo que ocurre a mi alrededor” pensé para sentirme aliviado.
Abrí el periódico por las páginas centrales simulando que leia, pero más bien me escondía.
“Unas monedas por favor tengo hambre” repetía con voz lastimera una y otra vez, como si estas fueran las únicas palabras aprendidas desde que llego a este paraiso imaginario.
De pronto, su mano callosa y sucia estaba extendida frente a mis ojos, note entonces un escalofrió e inmediatamente me puse en pie, me ajuste nervioso la corbata y salí huyendo a toda prisa en la siguiente estación.
El tren se alejaba, desde el anden pude distinguir aquellos ojos suplicantes despidiéndome con una ternura nunca antes sentida y me dije a mi mismo para aliviarme hoy me he equivocado, pero no volvere a recordar aquella mirada triste, lastimera……