paseando entre palabras de amor

paseando entre palabras de amor

jueves, 5 de mayo de 2011


Dedicado a las abuel@s hij@s y niet@s argentinas que quedaron huerfan@s de justicia atravesad@s por la sinrazón.


EL DESEO
La mujer anda despacio caminando hasta la playa.
Los pies desnudos la blusa blanca, la distinguen en la noche que se adivina templada.
Cuando hay cielo despejado se sienta sobre las rocas para contemplar la calma

y espera con entusiasmo, que la cara de la luna se asome en las aguas mansas.
La luna está apareciendo. La negrura de la noche resalta su tez plateada, formada por unos rasgos de belleza inacabada.
La mujer mira expectante y se pregunta en voz baja si esa gran bola de plata conoce de su secreto del que solo a ella le habla.
El tiempo pasa despacio en la inmensidad mojada, la mujer habla al silencio que inunda la mar callada.
Tras largo rato esperando algun indicio, una esperanza el sonido melodioso agita las aguas mansas.
El reflejo de la luna se va moviendo con calma.
Y de pronto; una voz firme, serena, rompe el silencio en la noche y el sonido delicioso se pierde hasta el horizonte.
-¡Te escucho cuando me hablas!, y conozco ese secreto que tan profundo te guardas-
La mujer mira asombrada, esta escuchando la voz que sale desde las aguas.
-Hace muchas, muchas lunas, una mujer angustiada me hablo desde la otra orilla de una niña secuestrada.
Sin saber bien quien le habla, escucha atenta y se pregunta en voz baja, si esa es la voz de la luna o es su mente atropellada.

Se levanta decidida escapando hasta la playa.
-¡No te asustes, no te vallas! dice la voz de la luna -que la mujer que te busca, se encuentra en el mar de plata.
-Hace muchas, muchas lunas , me pidió que te buscara y te he busque en mil lugares, ¡al fin has sido encontrada!.
He seguido la inquietud que mueve tus sentimientos, a menudo el corazón puede mas que la razón…bien sabes que no te miento-.
La mujer pregunta inquieta -¿es mi madre quien te manda?-.
-No, no es tu madre…ella desapareció en las aguas.
Es una señora anciana, que cuando vino a mi encuentro tenía tu misma cara. Es la que alumbro a tu madre, la que te busca incansable, la que me pidió con ímpetu que le ayudara a encontrarte pues vive de la esperanza, que quisieron arrancarla.
Ella está allá en Buenos Aires con otras muchas ancianas con las que cada domingo haga calor o haga frió, os reclaman en la plaza-.

La mujer va caminando adentrándose en las aguas, una lágrima salada se desliza por su cara, una brisa acompasada está acariciando el rostro de la mujer asustada.
Un triangulo inaudito se va formando con calma, la mar la enorme bola de plata y el secreto liberado se están fundiendo en la playa.

La mujer anda deprisa caminando por la arena en otra orilla lejana, mira las rocas desiertas, a lo lejos se dibuja entre olas desatadas la nublada silueta de quien parece una anciana.
Se va acercando y descubre con asombro, que una gran sonrisa inunda la claridad de su cara y su viejo y bello rostro es como la luz del alba. Cubriendo su pelo cano lleva anudado un blanco pañuelo que es símbolo de esperanza.
Ya están las dos frente a frente, una lágrima infinita que las empapa de vida se desliza por sus caras y una mano inmaculada va saliendo de las aguas para acariciar los rostros de la mujer y la anciana.
Ahora caminan despacio abandonando la playa y un grito de libertad se oye en la noche clara.
La luna se muestra hermosa, las aguas ya están en calma, las dos mujeres caminan sin separar sus miradas.


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