DIARIO DE CAPERUCITA ROJA
Me acerqué despacio para no despertarla, me quité los walkman y dejé con cuidado mi capa roja sobre la silla y sigilosamente me metí en la cama.
Como siempre mi abuelita ocupaba gran parte del colchon, asi pues tuve que hacer malabarismos para no chocar con ella.
De nuevo lo había conseguido como tantos otros viernes cuando llegaba de marcha. Su fuerte respiración se acompañaba de un silbido que escapaba impaciente por sus dos dientes centrales. Ya estaba acostumbrada a sus ronquidos y en apenas unos minutos caí en un profundo y placentero sueño. Una noche movidita esta del viernes que no me había dado tregua.
El sol me desperto a media mañana. La abuela permanecía sobre la cama de medio lado con su gorrito blanco. ¡¡¡Abuelita, abuelita!!! grité despavorida pero no contesto. La zarandee y llamé una y otra vez, y por fin se digno a contestarme. Su voz era ronca una voz cazallera, observe con asombro unos dientes afilados que sobresalian en una enorme boca que se relamia. ¡¡¡Abuelita, abuelita!!! grité ahora con mas fuerza y la abuelita en apenas uno minutos me engulló.
P.D: Di no a las drogas... a veces las abuelitas no son lo que parecen y te engullen sin piedad.